¿Cómo elegir el tamaño de alfombra ideal?

La mayoría de las habitaciones necesitan una alfombra: sus colores, estampados y texturas aportan confort y personalidad. Además, dependiendo de cómo y dónde se las ubique, generan diferentes efectos en un espacio. No existen reglas rígidas sobre cómo usarlas, sin embargo, hay ciertos criterios que pueden aplicarse para incorporarlas de manera efectiva en los diferentes ambientes de la casa. 

EN EL LIVING
Una habitación parece más unificada si todos los muebles se encuentran sobre la alfombra. Para crear la ilusión de espacio, deben dejarse 45 cm de piso sin cubrir entre el borde de la carpeta y las paredes. 

También puede lograrse el efecto contrario utilizando una alfombra para separar o realzar un área dentro de un ambiente. La carpeta tiene que estar ubicada en el medio de la sala, tocando sólo parte del mobiliario y algunos centímetros por debajo de las patas delanteras del sofá para dar una sensación de amplitud.

Ahora bien, si el living es chico, se puede incorporar una alfombra pequeña que tenga un patrón llamativo y colocarla en el centro de la habitación de modo tal que  ninguno de los muebles esté apoyado sobre ella. Esta disposición crea un efecto completamente diferente, pero también funciona.


EN EL DORMITORIO
Una alfombra puede ser el detalle que complemente la decoración de un cuarto. Para que se luzca, debe colocarse debajo de la cama de forma equilibrada y tiene que ser lo suficientemente grande como para sobresalga al menos unos 45 cm en todo el perímetro, dejando espacio descubierto para colocar las mesitas de luz si las hubiere. 

Otra opción es utilizar dos alfombras de menor tamaño a cada lado de cama. 


EN EL COMEDOR
Es importante que la alfombra que se elija para este espacio sea lo suficientemente grande como para que, cuando se corran las sillas para sentarse, no se atoren con el borde de la carpeta. La distancia mínima para esto son 75 cm, por lo cual se recomienda medir la mesa del comedor y sumar unos 150 cms por lado.

EN ZONAS DE PASO 
Las  alfombras ayudan a convertir pasillos y recibidores en caminos estéticos y funcionales, que enriquecen una casa. Como regla general, deben tener una proporción inversa a la longitud del espacio, es decir: si se decora un pasillo largo, puede acortarse visualmente colocando varias alfombras. En caso de que sea corto, debe utilizarse una única alfombra, más angosta que el pasillo, para generar una sensación de longitud.

EN GRANDES ESPACIOS
En habitaciones amplias, como las que comparten salón y comedor, pueden convivir distintas alfombras armoniosamente. Una forma de complementarlas es buscar cierta coherencia entre los diseños, por ejemplo, a través del motivo o del color. Sin embargo, si difieren o se parecen demasiado, pueden tener un efecto visual negativo.

Como afirmamos al principio, no hay leyes inquebrantables a la hora de ambientar un espacio, sino que es un proceso creativo regido sólo por los gustos y la imaginación de cada uno. Lo más importante es que la decoración resulte funcional y refleje la esencia de quienes lo habitan. 

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(Ilustraciones originales por Elda Broglio para El Espartano.)